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Mostrando entradas de enero, 2005

Adicciones

Hay muchos tipos de adicciones, desde las drogas, hasta los coleccionables semanales de los quioscos, cada cual con sus peligros y sus gratificaciones. Yo hoy me he dado cuenta de que me estoy cada vez más enganchado a la blogosfera. Cuando estoy en la cama por la noche antes de dormir, o en el metro o en cualquier otro sitio, y me pasa algo ligeramente diferente, sólo pienso en cómo escribirlo en el blog (aunque luego no lo haga casi nunca). Me descubro escribiendo el post en mi mente, cambiando palabras y expresiones, metiendo comas o separando párrafos. Cuando llego al trabajo, lo primero que hago es mirar el correo y después, con más calma, los posts que hayan publicado recientemente los 4 (no, ya son 5) bloggers que suelo leer. Y lo malo es que veo que me estoy enganchando cada vez más. Hoy Poncho me ha descubierto El malvado ventrílocuo de Saint Olaf , y he tenido que parar de leerlo al darme cuenta de que son casi las 12 y aún no he dado un palo al agua. Así que, para termin

Leyendo: La llamada de Cthulhu y otros cuentos, de H.P. Lovecraft

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Váyase, señor Cuesta, vá-ya-se!!!

Es completamente alucinante el poco respeto que pueden tener algunas personas por las demás, y el poco seso que son capaces de demostrar. Y esto se hace notablemente evidente en una reunión de vecinos, por tópico que pueda parecer. Anoche tuvimos una reunión para tratar ciertos temas que aún había pendientes con la constructora desde que nos entregaron la casa hace un año. Ya sabeis, ruidos, desperfectos, y cosas por el estilo. En concreto, la puerta exterior de la cochera, al estar construida con materiales no excesivamente buenos, está anclada directamente a la pared, sin usar ningún material que aisle las vibraciones de los motores. El resultado es que los vecinos que están situados directamente encima de la puerta están continuamente oyendo la puerta cómo se abre y se cierra, de la mañana a la noche. Pues bien, ya desde las primeras reuniones se intentó hacer que la constructora arreglara esta puerta, pero debido a un cambio de legislación sobre ruidos, cambio que aprovechó muy

Muebles

Hoy, por fin tras casi un año entero viviendo en el piso, he ido a comprar los muebles del salón. El caso es que ya había estado antes en la tienda, y medio tenía decidido el mueble que quería, pero siempre lo iba dejando, dejando, y nunca me decidía. Así que este sábado me levanté con el propósito de comparlo. Estuve viendo el modelo que quería, el tipo de madera, la distribución de las estanterías, puertas y cajones... También elegí una mesa de comedor y una mesa de centro que me gustaron. Para las sillas lo tengo más difícil, porque aún no estoy seguro de cómo me gustan. Pero bueno, el caso es que ya está pedido, y en unos días me acercaré a ver algunos modelos más de sillas que le van a llegar a la tienda, a ver si hay alguno que me guste. Me tardará alrededor de un mes o algo más, por lo que con suerte, para primeros de Marzo ya debería tener el salón amueblado. La verdad es que esto de amueblar uno solo el piso tiene sus ventajas e inconvenientes. El mayor inconveniente que h

Egg song

Que buenooooo. Me partoooo, jajajajajaja Egg Song

Chorraditas

He actualizado la plantilla del blog con un par de chorradas que he encontrado por ahí: mi código blogger , cuánto vale mi blog y la actualización de los enlaces a otros blogs usando XFN™ . El mapa con la localización de las visitas al blog que vi en la web de Pituki también mola. Ya lo pondré un año de estos. Si es que la gente tiene mucho tiempo libre, jejeje.

La soledad de los Buendía

Desde que tengo uso de razón he tenido la suerte de tener libros a mi alrededor. No grandes bibliotecas, ni salas de estudio repletas de libros, sino estanterías con novelas, enciclopedias y similares. Aunque a mi padre raramente le vi leer algo más que novelas de Agatha Christie y cosas por el estilo, y a mi madre algo más que eso, el caso es que en mi casa siempre ha habido libros. De pequeño, ya me pasaba las horas muertas abriendo la enciclopedia de 12 tomos por una página cualquiera y leyendo la historia de cualquier personaje, algun hecho histórico, la definición de alguna palabra, o la lista de refranes españoles que se prolongaba por 4 o 5 páginas. O me leía las novelas de El encapuchado que mi padre guardaba desde su juventud, o los comics de Flash Gordon que tenía mi hermano mayor. Ya más adelante, me entretenía con las novelas de Asimov o Tolkien (el primer libro que me compré, allá por los 12 o 13 años, fue El señor de los anillos , el cual me lo he leído desde entonce

Soledad

Me está afectando más de lo que pensaba el libro de García Márquez. Anoche me acosté inundado de tristeza. Tristeza por el rencor incomprensible de Amaranta, por la soledad de Rebeca, por la falta de amor de Aureliano, por la locura de José Arcadio, por el puritanismo aislante de Fernanda... El libro ha perdido gran parte de la alegría que me transmitió en las primeras páginas para convertirse en una soledad triste. Ahora empiezo a entender el título del libro. Sin embargo no puedo dejar de leer la historia de calamidades que es la familia de los Buendía, intentando encontrar un rastro de felicidad duradera en alguno de los personajes. Esta noche tendré que dormir de nuevo abrazado a la almohada, como ayer.

Crónica de una muerte no anunciada

Anoche, mientras caía en ese estado de duermevela, justo antes de dormirme, me vino a la mente una idea, que al despertarme esta mañana he podido recordar. ¿Que ocurriría si muriera de repente? Hay miles y miles de razones por las que podría morir de un momento a otro: un accidente de coche, una intoxicación, un atraco, electrocución mientras cambio una bombilla, un desastre natural como el de Asia... Aparte de la tragedia que sería privar a este mundo de mi presencia -jejejeje-, en realidad no causaría demasiado dolor en mi alrededor. No dejo a nadie con el corazón destrozado ni a ningún hijo huérfano que se pregunte cómo era su padre. Mi madre me recordaría siempre, como hacen todas las madres, mis hermanos tardarían mucho en olvidarme, mis amigos más amigos tardarían un poco en olvidarme, y los otros amigos seguirían su vida igual que antes, si acaso, tras derramar ellas algunas lágrimas en el funeral, charlando sobre lo bueno, símpatico, inteligente, atractivo y modesto que era

Leyendo: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez

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Música para el alma

Cada vez me alegro más de haberme apuntado a clases de piano en la academia. Sin duda, es una de las mejores decisiones que he tomado en muchos años. A pesar de que practico muy poco en casa -ya comenté que no tenía teclado-, el poco rato que estoy en la academia le sientan de maravilla a mi espíritu. Cada vez que salgo de clase, salgo tarareando alguna canción que hemos practicado, o pensando en cualquiera de las cosas nuevas que hayamos aprendido en la clase de lenguaje musical. Supongo que los profesores tienen muchísimo que ver en el asunto, porque me gustan mucho y son muy amenos. Héctor, el profesor de Lenguaje Musical , hace las clases súper amenas, contando historietas y haciendo ejercicios y prácticas. Y con Cárol, la profesora de piano, me echo algunas veces un ratito de charla antes de empezar a practicar, a pesar de que sólo tengo media hora a la semana de práctica. Sin embargo me da igual, porque merece la pena la alegría que tengo al acabar las clases. Y tambié

Regalos de reyes

Este año han llegado los regalos de reyes con algo de retraso. En realidad, en mi casa nunca hemos tenido regalos de Reyes Magos, o más bien, sí que hemos tenido, pero se los dejaban a Papá Noel para que nos los trajeran antes. Mi madre siempre ha sido de la opinión de que mejor que los regalos los traiga Papá Noel por navidad, y asi podiamos jugar con los juguetes y romperlos antes de volver al cole. Desde que empezaron a nacer sobrinos, sin embargo, los reyes empezaron a traerles cosas a ellos sólamente. Ya éramos demasiados en la familia (actualmente, madre, 4 hermanos, 2 cuñad@s y 9 sobrinos), y era un follón y un dineral comprar regalos para todos, así que decidimos dejar de regalarnos entre los mayores y que vinieran sólamente para los peques, y por tanto, los únicos reyes que podía tener eran los que me regalaba yo a mí mismo. Así que este año he ido a por mis regalos, que el año pasado no tuve, pero claro, he sido más listo que los Reyes Magos de verdad, y me he esperad

Vacaciones

Desde hace un par de semanas, me descubro a menudo deseando que vuelva el buen tiempo, las noches de temperatura agradable, los días largos... en definitiva, echo de menos esos días de inicio del verano o principios de otoño. Quizás me ha influido el que Cin esté en la otra parte del mundo, donde ahora están en pleno verano y acaban de terminar las clases o poco les falta. O quizás sea que el verano pasado fue uno de los únicos en los que en realidad disfruté de casi todas las vacaciones que tuve. O quizás sea que estoy contento y simplemente deseo que acabe el frio. No lo sé, pero es extraño en mí desear que llegue el verano, cuando de siempre ha sido la época del año que menos me gustaba. Llegar al verano siempre ha significado para mí que acababa el periodo de convivencia con mis compañeros, porque siempre ha coincidido que mis compañeros de clase o trabajo, y por ende, mis amigos, eran de fuera, de otro pueblo o de otra ciudad. Así que en verano, cuando acababan las clases, todo

Recuerdos cibernéticos

Por fin he podido acceder al ordenador de sobremesa, al que se le estropeó el monitor cuando éstabamos montando la web de la empresa, allá por mayo o junio. Como no me acordaba exactamente de la configuración de red que tenía el sobremesa, he estado trapicheando hasta que por fin he colocado el portátil en la misma red y he podido entrar, justo antes de que se activara el firewall que me habría impedido conectarme. Menos mal que era un ordenador antiguo, y le cuesta arrancar, que si no... El caso es que al fin he podido copiar las cosas personales que tenía en ese ordenador: fotos, mails, ficheros varios... Ya no me acordaba que ese ordenador era el que usaba para enviarle mails y chatear con M, antes de que muriera. Dios, cuando he visto sus mails de nuevo, me he sentido fatal. Y eso que últimamente estoy bastante alegre, con los chats que mantengo con R. Pero M siempre seguirá ahí, para siempre. Lo bueno es que ya tengo más fotos para enseñarle a R, como las de Cuenca o Marbell

Leyendo: Baudolino, de Umberto Eco

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Herejía

Ayer acabé de leer Herejía, una novela fantástica (de fantasía, no de buena) que estaba leyendo. La verdad, no sé si seguir con la trilogía. Lo que yo le pido a un libro es que me sumerja en él. Cuando leo, si está bien escrito me meto dentro de él, en su historia, en sus personajes, y me cuesta separarme incluso para comer. Pero este... Me empujaba continuamente hacia afuera, sin dejarme integrar en la historia. La idea es buena, pero creo que al autor le faltan aún unos cuantos libros para pulir su narrativa, organizar sus ideas y plasmarlas en un orden apropiado. Parece como si fuera escribiendo según le viniera a la mente, sacándose soluciones de la manga para algo que podría haber solucionado más elegantemente.

Leyendo:Herejía, de Anselm Audley

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Como he visto en otro blog (si es que soy un copión, no lo puedo evitar :-D), voy a poner los libros que voy leyendo en todo momento.
¿Cuando organizará blogger.com los blogs por idiomas o paises? Encontrar un blog en español es una verdadera odisea, y más aún un blogger español.

Feliz año 2005

Bueno, pues otro año más hemos celebrado la llegada del año nuevo con fiestas, fuegos artificiales, petardos, confeti, comida y bebida, mucha bebida. Pero, ¿que diferencia hay entre ahora mismo y hace tres horas? Pues eso, nada más que tres horas. Las mismas tres horas que puede haber entre las 23:20 de cualquier día y las 2:20 del dia siguiente. Y sin embargo, para la sociedad en general es mucho más que tres horas. La gente se engalana, se maquilla, se compra ropa nueva, se cuida especialmente para llegar a tiempo a ese nuevo punto de partida desde el que empezar un nuevo año con nuevos propósitos, nuevas ilusiones y nuevos deseos. Aunque la mayor parte de las veces los propósitos no se cumplen, las ilusiones se ven truncadas y los deseos nunca llegan a realizarse. Así que al año siguiente se vuelve a celebrar el mismo rito del paso del tiempo, en una fecha elegida por completo arbitrariamente hace 2000 años, con una costumbre establecida hace menos de 100 años, y así por los sigl