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Mostrando entradas de julio, 2020

Sueños y olor a orégano

Parece que el 2020 sigue haciendo de las suyas, tanto a nivel mundial como a nivel individual.  Como comenté en el anterior post, mi madre murió en abril, no tanto por la epidemia de covid-19, sino ya por su edad y sus múltiples achaques. Demasiados años con el corazón tocado, dos operaciones a corazón abierto, pastillas por un tubo, médicos... Al final, una mala caída terminó de descompensarle lo poco que le quedaba de salud... y ya no pudo seguir. La llevamos al hospital y ya no pudo salir de allí. Era una verdadera putada ver a esa maravillosa mujer, fuerte y decidida, la jefa de la casa durante tantos años, la que no se achantaba ante nada, la que sacó adelante a su familia ante tantos problemas y tan gordos ... ver cómo poco a poco sucumbía a la vejez y la enfermedad, ver cómo la memoria le empezaba a ir y venir... Ella no era una capillita, pero últimamente había empezado a creer más, y cuando podía se acercaba a misa, así que si ella creía que ahora ya se ha reencontrado c