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Mostrando entradas de diciembre, 2007

Moda

Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con la moda de este año. Con lo guapas que están las chicas con una falda, cualquier tipo de falda, ya sea corta o larga, ajustada o amplia, pero una falda al fin y al cabo... La de años que han tenido que pasar para que se ponga de moda, que estaba ya un poco harto de tanto pantalón.

Un gran dilema

Resulta que este año, como regalo de navidad, mi empresa (de la que yo soy socio, jeje) me ha regalado una Wii. ¡Qué guay!, diréis vosotros. ¡¡Pues no!!, ¿¿acaso ya habéis olvidado que no tengo tele??, ¿que se rompió hace un año y medio y aún no me he comprado ninguna?. Y la verdad es que comprarse una tele para poder jugar a la Wii es muuuy tentador. Imagínate, una tele nueva FullHD de 37 pulgadas (no me cabe ninguna más grande) con TDT y sus otras cositas... Pero claro, una tele así sin unos buenos altavoces no pintan nada, así que habría que pillar un buen home cinema , un lector de DVD... ¡¡NO!!, no debo sucumbir al vicio. Debo mantenerme casto y puro sin ser arrastrado de nuevo al infierno televisivo del que conseguí salir indemne, pero del que dudo que pudiera escapar sin secuelas por segunda vez. Así que nada, hasta que no compre un cable especial para conectar la Wii al monitor del ordenador, tengo una cajita blanca con lucecitas azules la mar de mona encima de la mesa. Y a mí

Nota personal

No olvidar nunca que cuando tengo hambre me deprimo (mmm, que rico estaba ese jamón...)

Hogar, ¿dulce hogar?

Ayer estuve comiendo en un restaurante ruso con los amigos, y por la tarde, después de tomarnos unas cervecitas y como estábamos cerca de la casa de Y, nos acercamos allí para tomarnos "la última". Era la segunda vez que iba a su casa. La primera fue allá por mayo, poco después de mudarse, que hizo una fiestecilla de inauguración. Desde entonces, aunque el piso es bastante pequeño, le había comprado algunas cosillas de adorno: unos marcos para fotos, velas, lucecitas y un belén de navidad, una lámpara... Cosas que hacen de una casa un hogar. Mi casa, sin embargo, sigue igual que desde hace un año, cuando hice una fiesta de halloween. Sin cortinas, sin lámparas, sin una sola foto de nadie, sin cuadros. Mi casa es la más impersonal de las casas, un simple receptáculo para dormir cuando llego a casa por la noche, un desorden eterno sin la más mínima calidez hogareña. Y así lleva desde que me mudé a ella. No soy capaz de trasmitirle eso que hace que se pueda llamar hogar. Ho