Geocacheando
Bueno, pues al final pasó lo que tenía que pasar. Después de pensarlo mucho, darle vueltas y más vueltas, vi que lo mejor era no seguir adelante. De hecho, probablemente no debería haber llegado nunca hasta donde llegamos, pero pensé erróneamente que el amor llegaría tarde o temprano. Falsa suposición. Así que el otro día charlamos, y al final acabamos cortando.
Es raro pensar que hace una semana estábamos en el Cabo de Gata de vacaciones, tan ricamente, y hoy ya no estamos juntos. Llevo desde el miércoles por la noche pensando casi exclusivamente en ella, en nuestra relación, en si debíamos dejarlo primero, y en si he hecho bien luego, y lo más extraño es que ya sentía acercarse la soledad un día antes de dejarlo. Está clarísimo que la soledad es más un estado de la mente que un estado real.
El caso es que, para no estar demasiado en casa, he salido un poco con mi amigo R, que hacía bastante que no lo veía, con esto de las vacaciones, y hemos estado tomando cañas, viendo el partido de España-Grecia (no es que sea muy aficionado, pero un partido de la selección lo veo de vez en cuando), y lo he introducido en el mundo del Geocaching.
Ya lo comenté una vez de pasada, cuando me compré el GPS, que había encontrado este deporte bastante curioso. Básicamente se trata de encontrar tesoros escondidos por otras personas a lo largo y ancho de este mundo, con ayuda de un GPS. Yo, después de buscar infructuosamente 3 o 4, por fin encontré uno en el Cabo de Gata. ¡Mi primer caché!. Me dio bastante alegría encontrar uno por fin. Hoy he encontrado el segundo, aquí en Madrid, y no he podido encontrar el tercero porque el parque donde se suponía que estaba, lo tenían cerrado por no se qué concierto. Igual mañana me acerco a ver si lo encuentro.
Bueno, por lo menos, creo que he conseguido enganchar a R. Algo es algo.
Es raro pensar que hace una semana estábamos en el Cabo de Gata de vacaciones, tan ricamente, y hoy ya no estamos juntos. Llevo desde el miércoles por la noche pensando casi exclusivamente en ella, en nuestra relación, en si debíamos dejarlo primero, y en si he hecho bien luego, y lo más extraño es que ya sentía acercarse la soledad un día antes de dejarlo. Está clarísimo que la soledad es más un estado de la mente que un estado real.
El caso es que, para no estar demasiado en casa, he salido un poco con mi amigo R, que hacía bastante que no lo veía, con esto de las vacaciones, y hemos estado tomando cañas, viendo el partido de España-Grecia (no es que sea muy aficionado, pero un partido de la selección lo veo de vez en cuando), y lo he introducido en el mundo del Geocaching.
Ya lo comenté una vez de pasada, cuando me compré el GPS, que había encontrado este deporte bastante curioso. Básicamente se trata de encontrar tesoros escondidos por otras personas a lo largo y ancho de este mundo, con ayuda de un GPS. Yo, después de buscar infructuosamente 3 o 4, por fin encontré uno en el Cabo de Gata. ¡Mi primer caché!. Me dio bastante alegría encontrar uno por fin. Hoy he encontrado el segundo, aquí en Madrid, y no he podido encontrar el tercero porque el parque donde se suponía que estaba, lo tenían cerrado por no se qué concierto. Igual mañana me acerco a ver si lo encuentro.
Bueno, por lo menos, creo que he conseguido enganchar a R. Algo es algo.
Debo reconocer que no lei el blog completo cuando empecé a leerleo, y que pensé que jamás volverías a escribir!
ResponderEliminarViendo los ultimos post, pues bueno, la vida es así. Uno no manda sobre el corazón. Ojalá fuera tan fácil como decidir a quien amar. :(
Pero, siempre se puede recomenzar con la propia vida, y es una gracia y un gran consuelo. Ánimo!
Disfruta de tus amigos, y tu vida. :)
SAludos!
Hola A&D, me alegra verte de nuevo por aquí, y gracias por los ánimos.
ResponderEliminarDisfrutaré, no te preocupes :-)