Recordando

Hace tiempo que no paso por aquí, mucho tiempo, algo más de un año desde el último post que escribí, y mucho más desde el ultimo medianamente interesante, quitando escritos pseudocientíficos o chorradas varias.

Hoy, al venir en metro, me acordaba de cómo me enteré de la muerte de M hace algo más de 3 años, cuando me lo contó Y por MSN al volver yo de vacaciones en Sicilia. Quería recordar aquella conversación, y rebusqué en mi archivo de logs hasta encontrarla. Joder, que jarra de agua fría me echó por encima en aquel momento. Aquello me hizo recordar que, como consecuencia, pocos meses después empecé a escribir este blog, así que me fuí a releer los primeros posts. Y luego los siguientes. Y luego el resto.

Dios, ya no me acordaba de la camaradería que tenía con mis queridísimas casamenteras (Karenina, Dama, Escribana, Carol, Cin, Kamala, Emma... os echo muchísimo de menos), de cómo se angustiaban con mis andanzas con R o con mis depresiones cuando me acordaba de M. Poco a poco, al igual que muchos de sus blogs, los escritos del mío se fueron distanciando, apagando, siendo más y más aburridos, hasta que un día no volví a escribir más, a pesar de haber seguido leyendo lo poco que el resto escribía.

En cierto sentido, dejé de escribir por falta de ideas, por hastío, por aburrimiento, pero creo que la razón más importante para dejar de escribir era el miedo. Miedo a escribir sobre E, la maravillosa e inteligente E con la que he estado saliendo desde mayo del año pasado, con sus idas y venidas, pero juntos al fin y al cabo. Y digo miedo porque creo que siempre he sabido que lo mío con E nunca podría haber durado, y si lo escribía tal cual, entonces ya nunca le podría enseñar el blog a ella.

Muchas veces me ha preguntado si la quiero, y muchas veces le he respondido, con sinceridad que sí. Pero muchas otras me ha preguntado si estoy enamorado de ella y, también con sinceridad, he tenido que negar en este caso. ¿Cómo se puede querer sin amar? Buena pregunta, pero está claro que es una situación insostenible, porque ella necesita que su pareja la ame, no solo que la quiera. Ya me lo ha dicho varias veces, y aunque me gusta estar con ella y decirle que la quiero, ella sabe mejor que yo que nuestra relación tiene los días contados. Ella no es feliz así, y yo quiero que lo sea.

Esta noche, entre una mitad y la otra del blog, he estado charlando con ella por teléfono, como cada noche. Y como sucede cada vez más frecuentemente, ha vuelto a salir el tema del enamoramiento: ¿estás enamorado de mí?. Y hoy, no por primera vez, pero sí quizás la más seria de todas, ha sugerido si no deberíamos dejarlo. ¿Deberíamos? Es posible. Pero no quiero hacerle daño, y no sé que le hará más, si dejarlo o continuar. "¿Crees que te enamorarás alguna vez de mí?". "No lo sé", le digo, a sabiendas de que realmente sí sé que es bastante difícil hacer que mi corazón llegue más lejos de lo que ha llegado con ella.

¿La quiero?, mucho. ¿La amo?, lamentablemente tengo que responderme que no. Y si no la amo, ¿cómo vamos siquiera a emprender una vida en común?

Comentarios

  1. Me alegro tanto de volver a verte... pero ha sido un post bastante triste.

    Creo que... es una pena que tengan que pasar estas cosas. Enamorarse o no enamorarse... ser o no correspondido... Y, por experiencia sé, que es mejor tomar la decisión que menos duela a las dos partes. Dejando el egoísmo a un lado.

    Un abrazo. Me he acordado de ti durante este tiempo.

    ResponderEliminar
  2. Hola Kamala, cuanto tiempo, ¿verdad? Me encanta saber que sigues por aquí.

    Un beso

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Dios, la iglesia y yo

Una estrella fugaz

¿Sí, o que?