Visto y no visto

Como dije el otro día, tengo buenas noticias, aunque al final no pude contarlas ayer por cuestiones técnicas. Y las buenas noticias son que, desde esta mañana, ya puedo ver lo que no veía desde hace 30 años: mi propia imagen reflejada en el espejo sin la ayuda de gafas.

Ayer me operé por fin los ojos para quitarme la miopía. 5 dioptrías y pico de cada ojo que hacían que mi primera acción del día fuera, antes incluso de levantarme de la cama, alargar la mano hacia las gafas. A las 10:30 estaba en la clínica, y tras un par de pruebas, un ratito de espera en la sala de ídem, la operación y otro ratito de descanso con los ojos cerrados, a las 12 salía de la clínica con la vista prácticamente restablecida. Es cierto que aún me queda un par de meses a base de colirios y algunas revisiones con el oftalmólogo, pero hoy ya he estado trabajando normalmente y veo casi perfectamente.

¡Qué ganas tenía ya de quitarme de encima las malditas gafas!

Comentarios

  1. Ah, qué guay! me alegro por ti ;-) Yo, la verdad, es que no uso, y no me gustaría nada porque las gafas me resultan muy molestas (y no se verían bien mis ojos tan bonitos... jajajajajaja).

    Un beso. Cuídate esos ojos.

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  2. Felicitaciones pues!! Me pregunto si los míos tendrán arreglo. (Paso de las gafas aunque vea menos, las mujeres somos así.) ;)

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  3. ¡Pero bueno! ¡Que también hay lentillas!

    Pero será posible, que coquetas, jejeje

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  4. Qué bien Deckard, me alegro muchísimo de que te hayas decidido a operarte. No sé si me acostumbraré a verte sin gafas, ¡quiero foto porfa!.
    Voy a echar un vistazo a la página de los secretos, ahora que está en español, mil gracias por tenernos informados.
    Un beso y un gran abrazo.

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  5. Hola Karenina.

    Pues la verdad es que todavía no me he hecho ninguna. A ver si este finde, en la comunión de mi sobri, me hago alguna.

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