Decisiones
Por fin he podido hablar con R. Hemos estado hablando durante casi una hora sobre qué estaba pasando, y me ha confesado que sí que tiene ilusión, que sí que le gusto, pero que no ha querido implicarse más porque tenía miedo de que no le gustara vivir en Madrid, lejos de su familia y de la ciudad en la que ha vivido toda su vida, y de que si llegábamos a algo más serio, luego tuviéramos que abandonarlo. La típica situación de me da miedo dar un paso adelante, así que me quedo con el pie levantado.
Pero le he hecho ver que esa situación es insostenible, y que yo al menos no pienso aguantarla mucho tiempo. O da el paso adelante, o se vuelve atrás, pero algo tiene que hacer. Si cree que puede venirse a Madrid más adelante, entonces deberíamos hablar y vernos más a menudo, para afianzar la relación. Y si cree que no soportaría venirse, pues entonces cada uno a su casa y Dios en la de todos, como se suele decir.
Es extraño que sea ahora yo el que le diga a ella que debe decidirse, cuando toda mi vida he sido yo el que ha tenido miedo de dar el paso adelante en cualquier situación. Pero precisamente por esa razón, porque lo he vivido, sé que no merece la pena estar con el pie levantado toda la vida. Es mejor dar el paso adelante, caerse e intentar volver a dar otro paso, que no darlo nunca. Aunque a mucha gente pueda parecerle una perogrullada, yo sé que a muchos otros no nos resulta tan fácil.
Y mientras, a la pobre E la tengo en vilo. Hace ya tiempo que no me tira los tejos, en parte porque le volvía a pedir que no lo hiciera, pero por su forma de decir las cosas y de preguntarme, creo que está pendiente de lo que me pase con R. Siempre es un alivio saber que al menos está E, pero sinceramente, no sé si me acaba de gustar. Como he dicho otras veces, necesito a alguien más alegre que me sirva de catalizador: con la alegría de R puedo sacar lo alegre que hay en mí y enterrar las partes negativas, pero con la seridad de E no sé si podría conseguir lo mismo.
Bueno, el caso es que le he pedido a R que lo piense seriamente, y que decida. Lo que sea. Pero que decida.
Pero le he hecho ver que esa situación es insostenible, y que yo al menos no pienso aguantarla mucho tiempo. O da el paso adelante, o se vuelve atrás, pero algo tiene que hacer. Si cree que puede venirse a Madrid más adelante, entonces deberíamos hablar y vernos más a menudo, para afianzar la relación. Y si cree que no soportaría venirse, pues entonces cada uno a su casa y Dios en la de todos, como se suele decir.
Es extraño que sea ahora yo el que le diga a ella que debe decidirse, cuando toda mi vida he sido yo el que ha tenido miedo de dar el paso adelante en cualquier situación. Pero precisamente por esa razón, porque lo he vivido, sé que no merece la pena estar con el pie levantado toda la vida. Es mejor dar el paso adelante, caerse e intentar volver a dar otro paso, que no darlo nunca. Aunque a mucha gente pueda parecerle una perogrullada, yo sé que a muchos otros no nos resulta tan fácil.
Y mientras, a la pobre E la tengo en vilo. Hace ya tiempo que no me tira los tejos, en parte porque le volvía a pedir que no lo hiciera, pero por su forma de decir las cosas y de preguntarme, creo que está pendiente de lo que me pase con R. Siempre es un alivio saber que al menos está E, pero sinceramente, no sé si me acaba de gustar. Como he dicho otras veces, necesito a alguien más alegre que me sirva de catalizador: con la alegría de R puedo sacar lo alegre que hay en mí y enterrar las partes negativas, pero con la seridad de E no sé si podría conseguir lo mismo.
Bueno, el caso es que le he pedido a R que lo piense seriamente, y que decida. Lo que sea. Pero que decida.
es bueno tener las ideas claras, para bien o para mal, pero siempre saber a qué atenerse.
ResponderEliminarun beso muy grande