Semana Santa
En Semana Santa, como se me rompieron los planes con R, me fui a Córdoba, a darle una alegría a mi madre, que siempre me está diciendo que nunca voy a verla.
Aprovechamos para ir al pueblo a ver primos y tíos que hace años que no veía. En la familia de mi abuelo, que eran muchos hermanos (12 o así), hubo 3 que no se casaron nunca. Vivían juntos, dos hermanos y una hermana, y cada vez que hemos ido a verlos siempre los he encontrado en la casa, sentados en el salón viendo los toros o cualquier otra cosa. Esta vez, en particular, me llamó mucho la atención, porque hicimos tres visitas, a tíos abuelos maternos y paternos, y en cada ocasión se encontraban en el salón, sentados junto a la mesa camilla viendo la tele, a oscuras. No sé, me pareció un poco triste, verlos a todos tan ancianitos, tan solos. Y sobre todo, me pareció muy triste ver a los tres hermanos, solteros y ancianos, dejando pasar el tiempo viendo la tele. Odiaría acabar como ellos, pero sé que aunque acabe como ellos, también terminaré dejando pasar el tiempo viendo la tele o lo que haya en ese momento, porque ya me pasa ahora, que me engancho a la tele hora tras hora, sin hacer nada interesante. Quién sabe, quizás sea cosa de familia.
Ya en casa de mi madre, me dijo por enésima vez que a ver cuándo me iba a llevar los apuntes que tenía en mi habitación, que le ocupaban mucho sitio. Así que empecé a sacar apuntes de debajo del armario, y de dentro y de encima del mueble de mi dormitorio. Es increíble la de apuntes y fotocopias que se pueden llegar a acumular a lo largo de los 5 años de una carrera. ¡Hasta encontré apuntes de ingés y matemáticas del instituto!. Pero lo que más me llamó la atención fueron unos dibujos que guardaba en una carpeta. Los saqué y me puse a recordar cuándo y cómo los había hecho.
No eran dibujos artísticos -lamentablemente, nunca se me han dado bien las artes-, sino dibujos técnicos: alzados, perspectivas, fugas... La clase de dibujo que se enseña en dibujo técnico en el instituto. Esa clase de dibujos sí se me daba muy bien: esos en que está todo detallado, pautado, hay unas normas y unos pasos establecidos que hay que seguir y no hay lugar para la inventiva. Yo siempre he dicho que, si tuviera fuerza de voluntad, podría llegar a ser un buen intérprete de piano, pero no llegaría nunca a ser un buen pianista. Pues esto es igual, se me daba muy bien el dibujo técnico, pero nunca he conseguido hacer un dibujo artístico medianamente decente.
Entre estos dibujos, había uno que me llamó la atención: era un pasillo, con una puerta, un escaparate, un rótulo sobre estos dos, un ascensor con las puertas abiertas, y una escalerilla que subía hasta el techo, hasta una trampilla abierta. Al fondo y desde el punto de vista del observador, dos espejos reflejaban ad infinitum toda la escena. Todo con una perspectiva técnicamente perfecta: los puntos de fugas cuidadosamente delimitados, las alturas y anchuras elegidas con cuidado, las figuras repetidas perdían matemáticamente su tamaño conforme se repetían una y otra vez... Y por último, coloreado ligeramente a 2 colores con el lápiz rojo-azul que se usaba en esta asignatura. Me quedé contemplando el dibujo durante bastante rato, impresionado de lo que llegué a hacer con no más de 16 años como un proyecto personal. No tanto por la complejidad del dibujo, sino por el tiempo que le tendría que haber dedicado. Serían muchas horas durante varios días, dedicados exclusivamente a ello. Hoy en día dudo mucho que tuviera las ganas suficientes para acabarlo. Lo empezaría, como empiezo miles de cosas, pero acabaría dejándolo a medias, junto al resto de medias cosas que nunca acabo, por pereza, por aburrimiento o por una mezcla de ambas. ¿Seguiré el año que viene con piano? Lo dudo. ¿Seguiré escribiendo en el blog? Cada vez me cuesta más. ¿Acabaré de amueblar mi piso, tras vivir en él más de 2 años? Como no venga alguien a ayudarme, es difícil. La verdad, soy un caso perdido...
Aprovechamos para ir al pueblo a ver primos y tíos que hace años que no veía. En la familia de mi abuelo, que eran muchos hermanos (12 o así), hubo 3 que no se casaron nunca. Vivían juntos, dos hermanos y una hermana, y cada vez que hemos ido a verlos siempre los he encontrado en la casa, sentados en el salón viendo los toros o cualquier otra cosa. Esta vez, en particular, me llamó mucho la atención, porque hicimos tres visitas, a tíos abuelos maternos y paternos, y en cada ocasión se encontraban en el salón, sentados junto a la mesa camilla viendo la tele, a oscuras. No sé, me pareció un poco triste, verlos a todos tan ancianitos, tan solos. Y sobre todo, me pareció muy triste ver a los tres hermanos, solteros y ancianos, dejando pasar el tiempo viendo la tele. Odiaría acabar como ellos, pero sé que aunque acabe como ellos, también terminaré dejando pasar el tiempo viendo la tele o lo que haya en ese momento, porque ya me pasa ahora, que me engancho a la tele hora tras hora, sin hacer nada interesante. Quién sabe, quizás sea cosa de familia.
Ya en casa de mi madre, me dijo por enésima vez que a ver cuándo me iba a llevar los apuntes que tenía en mi habitación, que le ocupaban mucho sitio. Así que empecé a sacar apuntes de debajo del armario, y de dentro y de encima del mueble de mi dormitorio. Es increíble la de apuntes y fotocopias que se pueden llegar a acumular a lo largo de los 5 años de una carrera. ¡Hasta encontré apuntes de ingés y matemáticas del instituto!. Pero lo que más me llamó la atención fueron unos dibujos que guardaba en una carpeta. Los saqué y me puse a recordar cuándo y cómo los había hecho.
No eran dibujos artísticos -lamentablemente, nunca se me han dado bien las artes-, sino dibujos técnicos: alzados, perspectivas, fugas... La clase de dibujo que se enseña en dibujo técnico en el instituto. Esa clase de dibujos sí se me daba muy bien: esos en que está todo detallado, pautado, hay unas normas y unos pasos establecidos que hay que seguir y no hay lugar para la inventiva. Yo siempre he dicho que, si tuviera fuerza de voluntad, podría llegar a ser un buen intérprete de piano, pero no llegaría nunca a ser un buen pianista. Pues esto es igual, se me daba muy bien el dibujo técnico, pero nunca he conseguido hacer un dibujo artístico medianamente decente.
Entre estos dibujos, había uno que me llamó la atención: era un pasillo, con una puerta, un escaparate, un rótulo sobre estos dos, un ascensor con las puertas abiertas, y una escalerilla que subía hasta el techo, hasta una trampilla abierta. Al fondo y desde el punto de vista del observador, dos espejos reflejaban ad infinitum toda la escena. Todo con una perspectiva técnicamente perfecta: los puntos de fugas cuidadosamente delimitados, las alturas y anchuras elegidas con cuidado, las figuras repetidas perdían matemáticamente su tamaño conforme se repetían una y otra vez... Y por último, coloreado ligeramente a 2 colores con el lápiz rojo-azul que se usaba en esta asignatura. Me quedé contemplando el dibujo durante bastante rato, impresionado de lo que llegué a hacer con no más de 16 años como un proyecto personal. No tanto por la complejidad del dibujo, sino por el tiempo que le tendría que haber dedicado. Serían muchas horas durante varios días, dedicados exclusivamente a ello. Hoy en día dudo mucho que tuviera las ganas suficientes para acabarlo. Lo empezaría, como empiezo miles de cosas, pero acabaría dejándolo a medias, junto al resto de medias cosas que nunca acabo, por pereza, por aburrimiento o por una mezcla de ambas. ¿Seguiré el año que viene con piano? Lo dudo. ¿Seguiré escribiendo en el blog? Cada vez me cuesta más. ¿Acabaré de amueblar mi piso, tras vivir en él más de 2 años? Como no venga alguien a ayudarme, es difícil. La verdad, soy un caso perdido...
A mi me pasa igual, empiezo muchas cosas, quiero hacerlas....pero luego no puedo (tenemos mentes inquietas, pero el dia no da para más...al menos, para mi, el tiempo pasa muy rápido).
ResponderEliminarme gustaría ver ese dibujo, a ver si lo cuelgas.
besitos
No sé si podré colgarlo, no tengo ningún escáner disponible... Igual con una foto se puede ver medianamente decente, probaré a ver.
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