Unas veces se pierde..., y otras también
En un post reciente, la Dama Oscura habla de adicciones, en concreto de la adicción al juego. Tras dejarnos un par de comentarios al respecto, he pensado en qué situación estaría la web de la Asociación Cordobesa de Jugadores en Rehabilitación (ACOJER), asociación que mis padres ayudaron a montar junto a otras personas (ludópatas, médicos, psicólogos y familiares) allá por los finales de los 80.
Algunos años antes, mi madre había descubierto que mi padre era ludópata, y que se dejaba la mitad del sueldo (si no completo) en máquinas tragaperras. Se tiraba el día entero en el bar, copa tras copa, echando moneda tras moneda en esas maquinas infernales, perdiendo autoestima y respeto con cada una de ellas. El dinero desaparecía del banco y de cualquier sitio de la casa, y mi madre tuvo que poner cuentas y contratos a su nombre para evitar que nos cortasen la luz o el agua.Yo por aquella época empezaba la adolescencia, y aún no me enteraba muy bien de qué iba todo aquello (siempre he sido un poco pánfilo, la verdad), pero veía que la situación familiar se iba poco a poco al carajo. Mi madre estuvo en un tris de mandarlo todo a paseo y divorciarse de mi padre, cortar por lo sano y cuidar de su familia lo mejor que sabía (que no era poco), pese a lo que pudiera pasarle a él. Quién sabe dónde habría acabado: no me extrañaría que hubiera acabado en el paro, alcoholizado, sin un duro y viviendo en la calle.
En aquella época no se entendía la ludopatía, se pensaba que los ludópatas eran unos sinvergüenzas que se pasaban el día en el bar y el bingo, divirtiéndose y gastándose el dinero de la familia, sin pensar en ella. Pero 25 años de matrimonio (y otros cuantos más de noviazgo) no se podían tirar por la borda así por las buenas, así que mi madre no quiso tomar la solución fácil. Tras hacer que entrara en ACALI (Asociación Cordobesa de Alcohólicos Liberados), los psicólogos de aquella asociación vieron que había demasiados alcohólicos que volvían a caer en la bebida a causa de su adicción al juego, por lo que decidieron crear una asociación paralela para los jugadores. Estas dos asociaciones trabajaban siempre codo con codo, puesto que la bebida y el juego casi siempre van de la mano (deberían prohibir las máquinas tragaperras en los bares).
ACOJER fue la primera asociación en España que trató la ludopatía como enfermedad, y causó cierto revuelo al desvelarle a la sociedad la magnitud de un problema que ésta nunca había querido ver. A raíz de esta asociación surgieron como setas por toda españa otras similares, demostrando la necesidad que había de un tratamiento: AMALAJER, ASEJER, INDALAJER... Incluso una vez invitaron a mi padre a hablar del tema en un programa de una televisión autónoma vasca. ¡¡Qué raro resultaba oir hablar a mi padre en televisión, con ese asento cordobéh tan marcado!!.
Con el tiempo, mi padre se desenganchó del juego y de la bebida, recuperó su autoestima y el respeto de su familia, aunque no el trabajo. Pero como le quedaba poco tiempo para jubilarse, estuvo en el paro hasta la jubilación. Se dedicó a pintar cuadros al óleo, alentado por nosotros, haciendo un cursillo de esos CEAC. A principios del 95 tuvo un infarto de miocardio que lo dejó muy tocado, hasta que complicaciones posteriores le provocaron un coágulo que se lo llevó, en agosto del 95, pocos meses despues de que mis padres se compraran un pisito en Málaga para pasar las vacaciones juntos.
Siempre he sido muy poco cariñoso con mi familia, quizás porque viví desde pequeño todos estos problemas y me creé un caparazón alrededor. De pequeño, a mi padre lo veía de fin de semana en fin de semana, cuando volvía de viaje, y de mayor se coló sin permiso el juego y la bebida. Así que nunca le he tenido un cariño excesivo. Sin embargo, cuando hoy miraba las páginas de ACOJER, hablando del "Memorial Agustín Santos", un evento de fútbol que se realiza anualmente en Córdoba en honor a mi padre, he sentido un nudo en la garganta y se me han humedecido los ojos. Él salió de todo aquello y ayudó a otros a salir también, y estoy orgulloso de él, muy orgulloso. Y estoy orgulloso de mi familia por ayudarle a salir de allí.
Algunos años antes, mi madre había descubierto que mi padre era ludópata, y que se dejaba la mitad del sueldo (si no completo) en máquinas tragaperras. Se tiraba el día entero en el bar, copa tras copa, echando moneda tras moneda en esas maquinas infernales, perdiendo autoestima y respeto con cada una de ellas. El dinero desaparecía del banco y de cualquier sitio de la casa, y mi madre tuvo que poner cuentas y contratos a su nombre para evitar que nos cortasen la luz o el agua.Yo por aquella época empezaba la adolescencia, y aún no me enteraba muy bien de qué iba todo aquello (siempre he sido un poco pánfilo, la verdad), pero veía que la situación familiar se iba poco a poco al carajo. Mi madre estuvo en un tris de mandarlo todo a paseo y divorciarse de mi padre, cortar por lo sano y cuidar de su familia lo mejor que sabía (que no era poco), pese a lo que pudiera pasarle a él. Quién sabe dónde habría acabado: no me extrañaría que hubiera acabado en el paro, alcoholizado, sin un duro y viviendo en la calle.
En aquella época no se entendía la ludopatía, se pensaba que los ludópatas eran unos sinvergüenzas que se pasaban el día en el bar y el bingo, divirtiéndose y gastándose el dinero de la familia, sin pensar en ella. Pero 25 años de matrimonio (y otros cuantos más de noviazgo) no se podían tirar por la borda así por las buenas, así que mi madre no quiso tomar la solución fácil. Tras hacer que entrara en ACALI (Asociación Cordobesa de Alcohólicos Liberados), los psicólogos de aquella asociación vieron que había demasiados alcohólicos que volvían a caer en la bebida a causa de su adicción al juego, por lo que decidieron crear una asociación paralela para los jugadores. Estas dos asociaciones trabajaban siempre codo con codo, puesto que la bebida y el juego casi siempre van de la mano (deberían prohibir las máquinas tragaperras en los bares).
ACOJER fue la primera asociación en España que trató la ludopatía como enfermedad, y causó cierto revuelo al desvelarle a la sociedad la magnitud de un problema que ésta nunca había querido ver. A raíz de esta asociación surgieron como setas por toda españa otras similares, demostrando la necesidad que había de un tratamiento: AMALAJER, ASEJER, INDALAJER... Incluso una vez invitaron a mi padre a hablar del tema en un programa de una televisión autónoma vasca. ¡¡Qué raro resultaba oir hablar a mi padre en televisión, con ese asento cordobéh tan marcado!!.
Con el tiempo, mi padre se desenganchó del juego y de la bebida, recuperó su autoestima y el respeto de su familia, aunque no el trabajo. Pero como le quedaba poco tiempo para jubilarse, estuvo en el paro hasta la jubilación. Se dedicó a pintar cuadros al óleo, alentado por nosotros, haciendo un cursillo de esos CEAC. A principios del 95 tuvo un infarto de miocardio que lo dejó muy tocado, hasta que complicaciones posteriores le provocaron un coágulo que se lo llevó, en agosto del 95, pocos meses despues de que mis padres se compraran un pisito en Málaga para pasar las vacaciones juntos.
Siempre he sido muy poco cariñoso con mi familia, quizás porque viví desde pequeño todos estos problemas y me creé un caparazón alrededor. De pequeño, a mi padre lo veía de fin de semana en fin de semana, cuando volvía de viaje, y de mayor se coló sin permiso el juego y la bebida. Así que nunca le he tenido un cariño excesivo. Sin embargo, cuando hoy miraba las páginas de ACOJER, hablando del "Memorial Agustín Santos", un evento de fútbol que se realiza anualmente en Córdoba en honor a mi padre, he sentido un nudo en la garganta y se me han humedecido los ojos. Él salió de todo aquello y ayudó a otros a salir también, y estoy orgulloso de él, muy orgulloso. Y estoy orgulloso de mi familia por ayudarle a salir de allí.
mi padre también es (porque sigue siendo) ludópata, las maquinitas tragaperras...también bebe...pero hace mucho que no tengo trato con él.
ResponderEliminarun beso cielo
Como para no estar orgulloso... Gracias a él empezaron las asociaciones y muchas personas pudieron salir de ese mundo del juego... Yo también estaría orgullosa, tu padre demostró muchísimo.
ResponderEliminarBesos.
Bueno, no quiero darle más mérito del que tiene: las asociaciones las iniciaron los psicólogos y los médicos. Sin embargo mis padres estuvieron muy metidos desde el principio, ayudando a todos los que iban entrando posteriormente, participando en las terapias y todo eso.
ResponderEliminarPero sí, demostró lo suyo.
A Deckard se le hincha el pecho de orgullo
Dama (blanca), sé que todo esto es muy difícil, y no quiero meterme donde no me llaman, pero... hay gente que puede ayudar: http://www.cop.es/colegiados/M-13641/asociaciones.htm
tomo nota :)
ResponderEliminar