Gatos, estatuas y canciones

Este fin de semana está aquí mi hermana con sus dos hijos. Principalmente han venido para ir al teatro, a ver el musical "Cats" mañana por la tarde, y ya de paso hemos aprovechado para ver algunas otras cosas, como una muestra de los guerreros de Xi'An, que están exponiéndolos estos días en Madrid, y un espectáculo de magia para niños, donde los críos se lo han pasado de miedo. Mañana iremos a ver el museo del Prado, que aunque a V. no creo que le guste porque es muy pequeño aún, JC. sí quería verlo, porque le encanta todo lo relacionado con la pintura.

El caso es que durante todo el día he estado muy bien, riéndome mucho con los chavales, contando y oyendo chistes. Y al final, justo cuando volvía a casa en el coche, voy y tengo que oir Agua, de Jaraba de Palo. Cada vez que escucho esa canción, o aún peor, Grita, me acuerdo de M. Y claro, acordarme de M. es entristecerme al momento. Me he puesto melancólico, y han dejado de hacerme gracia los chiquillos, sus gracias, sus chistes y todo. Sólo tenía ganas de venir al ordenador a desahogarme un poco en el blog, a pesar de que es tarde y mañana tenemos otra sesión maratoniana de paseos y chiquillos. ¿Cuánto tiempo va a pasar hasta que dejen de afectarme estas canciones? No quiero que me pasen desapercibidas, como si fueran cualquier otra canción más, pero tampoco que me bajen la moral al momento.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La nostalgia del papel

Sueños y olor a orégano