Son las 4 y media de la madrugada de un sábado, y como siempre que estoy algo triste, me he venido al ordenador a escribir algo. Me sirve de desahogo ponerme a escribir, aún sin saber lo que voy a poner en la siguiente línea ni en la siguiente palabra. A veces, cuando voy en el metro, o cuando voy camino de las clases de piano, o en cualquier otro momento, se me ocurren cosas, pensamientos, reflexiones, que desearía plasmar en el blog, pero que al no hacerlo en el momento, se me olvidan y no llegan nunca aquí. Quezás debería llevar siempre una libretilla para tomar notas según se me ocurran. Otras veces, estoy razonablemente normal de ánimo, ni muy alegre ni muy triste, y simplemente no me acuerdo del blog. No sé, esto de escribir sin idea fija no proporciona resultados coherentes :-/, así que empezaremos de nuevo...

Esta semana la he pasado de fiesta en fiesta, con todo esto de las fiestas de navidad. Primero, el miércoles, la fiesta de mi empresa. Fuimos a un restaurante argentino llamado La Cabaña, MUY bueno. La verdad es que creo que no he comido nunca en un restaurante tan bien como lo hice allí. El bife estaba de vicio, por no hablar de los entrantes, el postre, el vino... Y además supongo que debería ser auténticamente argentino, porque aquello estaba repleto de argentinos. Luego de comer no metimos en un pub que había enfrente y estuvimos hasta las 4 de la mañana jugando al billar.

Ayer también estuve de fiesta de empresa, esta vez la del cliente para el que trabajo. Parece que están contentos con nosotros, porque éramos los únicos externos que invitaron. Bueno, en realidad no era una comida de empresa, sino más bien una comida de departamento, organizada por unos cuantos de los que trabajan allí. En esta comida, a pesar de que la comida también estaba muy buena, en comparación con la de un par de días antes, dejaba bastante que desear.

Y esta noche, por último, tambien he tenido fiesta, pero esta vez una fiesta de cumpleaños. Ayer fue el cumpleaños de Y, y aprovechando que caían cerca los de D y A, pues han montado un cumpleaños conjunto en casa de Y. Ha estado entretenido, he visto a gente que hacía tiempo que no veía, he charlado, bebido... y encima creo que Y ha ligado y todo :-).

Bueno, creo que hoy no me ha servido de mucho el blog para desahogarme, porque sigo más o menos igual. Así que me iré a la cama, que mañana quería venir mi madre a casa a ver los muebles. Está pasando unos días en casa de mi hermano, y ya se ha enfadado conmigo por no haber ido a verla en cuanto llegó. ¿Por qué las madres no entienden que no todos los hijos estan deseando ver a sus madres en todo momento? Yo, cada vez que voy a casa, acabo peleándome con ella, por lo que cada vez me gusta menos ir. Ayer me pasó lo mismo, fue llegar a casa de mi hermano, y a la media hora ya estaba de pelea con ella, pero como trate de evitarla, se me pone a llorar porque no pensamos en ella... ¿No ve que el amor de una madre no es el amor de un hijo? Desde mi punto de vista, el amor de madre es algo incondicional, algo que una madre da por defecto. Sin embargo el amor de hijo es distinto. Yo creo que nunca podría amar a mi madre como amé a M. Sé que se me podría tachar de insensible, mal hijo y todo lo que quieras, pero es así. A mi madre la veo como una mujer, que me ha criado y me quiere mucho y quiere lo mejor para mí, pero no le puedo dar más que cariño. Soy incapaz de darle amor, lo siento.

Comentarios

  1. Gracias Pituki, siempre es agradable saber que hay alguien que lee mis posts y le gustan.

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