¿o no?

Aún no acabo de explicarme qué ha pasado, pero ayer E me pidió que nos volviéramos a ver. Venía de una limpieza de cutis en Pinto, en la A4, y al ver tanto cartel con "Córdoba" en la carretera, se preguntó qué diablos había pasado. No comprendía como podíamos haber pasado de la situación tan genial de Córdoba a la terrible conversación del martes, y quería una explicación cara a cara. Así que se acercó a mi casa.

No sé cómo pudo pasar, pero volvimos a acabar en la cama. Estuvimos así, tumbados, abrazados, charlando hasta media tarde (¡¡sin comer!!, que hambre), hablándolo, discutiéndolo, conociéndonos mejor. Al final hemos (ha) decidido que podemos darnos otro intento, algo más ligero, sin tanta prisa, sin tantas nubes ni tantos flechazos. Más cariño, más amistad, -más sexo-, y mucha más paciencia. ¿Somos amigos con derecho a roce?. Sí, pero no sé hasta dónde llegaremos. Ahora, sin esa presión, y sabiendo que ella sabe cómo me siento y que me puede mandar a paseo cuando quiera y sin complicaciones, me encuentro mucho más cómodo, y quizás sea lo que me faltaba para que acabe despejando mis dudas por ella. Como he dicho varias veces, cada día, con cada cosa que me muestra de ella, me gusta más, y me gustaría acabar enamorándome de ella. Pero claro, eso es algo que no se puede elegir. No mandas en los sentimientos.

Anoche, al despedirnos, me dijo algo que me ha dado qué pensar. Si en realidad no la quiero, pero me gusta mucho, y por tanto me encanta darle besitos, acariciarla, cogerla de la mano... ¿cómo sabrá que, en determinado momento, ha pasado de "gustarme" a "quererla"?. Aparte de porque yo se lo diga, se entiende. ¿Cómo puedo ser así de cariñoso con alguien a quien, en teoría, no quiero?. No tengo ni idea, la verdad, es otra de las incógnitas sobre mí mismo que desconozco.

Kamala, ¿dices que ella es más valiente que yo?. No lo he dudado ni un solo momento desde el día en que la conocí. Y tabién mucho más inteligente, y más práctica.