On the road again
Hace un par de domingos estaba en el ordenador, sin muchas ganas de nada, pensando en la catálisis y todo lo demás, cuando se conectó E al messenger. Empezamos a charlar del viaje a Lisboa que había hecho con mis amigos en el puente de mayo, y del viaje que hizo ella con su familia a Roma también ese puente, y acabamos hablando del puente de San Isidro, el del fin de semana pasado. Yo le conté que igual me acercaba a Córdoba, a ver a mi madre y a ver los patios, el concurso que hay todos los años en Córdoba de patios particulares (y aprovecho para hacer publicidad, todo el mundo debería acercarse a Córdoba en Mayo y verla florida y en todo su esplendor. Eso sí, aprovechad cuando no haya puentes, que entonces hay más turistas que geranios).
Le pregunté qué hacía el puente, y como ella no iba a hacer nada en especial, le propuse que fuéramos a ver los patios juntos. Desde hacía un tiempo me apetecía volver a charlar con ella, y volver a verla, pero me parecía un poco heavy hacerlo tan pronto, por ella, por R y por mí. No me parecía ético. A ella le apetecía mucho ir el puente y a mí también, así que aprovechamos para planificar el viaje. Queríamos ir en AVE y pillar un hotelito, pero con tan poco tiempo, no quedaban billetes para la vuelta y ni siquiera una mísera habitación en toda Córdoba. Impresionante el poder de convocatoria de unas simples florecillas... Así que decidimos quedarnos en mi casa. A mi madre no sólo no le importó irse a casa de mi hermana un par de noches y dejarnos solos, sino que incluso me lo propuso ella.
Al final, E no pudo quedarse todo el puente, puesto que su directora de tesis le hizo volver antes para poder presentarla el próximo lunes. De todas formas, aunque sólo estuvieramos juntos el sábado y domingo por la mañana, mereció sobradamente la pena. El sábado fue un poco raro, porque yo no sabía muy bien qué hacer, después de todo el asunto de R, ni si ella estaría un poco enfadada o si le apetecería algo más. Pero cuando llegó la noche, todo se solucionó. Tuvo que ser ella la que tomara la iniciativa, como siempre, pero a partir de ese momento, todo cambió.
Es curioso cómo la gente se pone máscaras delante de los demás, pensando que así es como desean los demas que sean. Nada más lejos de la realidad. E presentaba al principio una máscara de seriedad, de independencia, pensando que es eso lo que gustaba a los chicos. Puede ser que sea cierto para algunos chicos, pero precisamente eso es lo que a mí me echaba para atrás en un principio. Pero luego pude ver que no es así como es ella realmente. Bueno, es cierto que es mucho más independiente que R, pero lo que acabé descubriendo a partir de ese día es que me gusta mucho más de lo que creía inicialmente.
Desde aquel fin de semana, nos hemos vuelto a ver más días. Nos hemos besado como quiceañeros, y hemos vuelto a hacer el amor como leones. Anoche fue una de las mejores noches de mi vida. Cuando llegó a mi casa, le tenía preparada una velada romántica: una cena ligerita, vela encendidas, música suave, charlas en susurros, masajes con aceite de coco, desayuno al día siguiente con zumo de naranja, café, magdalenas y galletas, chocolatinas deliciosas que me trajo mi madre de un viaje a Francia... Me encantó prepararlo todo para ella, hacerla sentir la chica más guapa y más deseada del mundo. Y me encantó sentirme el chico más guapo y más deseado del mundo.
Aún no he hablado con R del tema. Me da cierto no sé qué llamarla y hablar con ella, porque no sé si aún sigue ilusionada. Me manda SMS de vez en cuando, como antes. Ya lo habíamos hablado, y me preguntó si a pesar de no querer seguir adelante, me importaba que me llamara de vez en cuando o que me enviara mensajitos. Por supuesto, le dije que no me importaba, al contrario, no me gustaría lo más mínimo perder esa amistad. Pero no sé si esos mensajes y esas llamadas encierran algo más. Después de tanto tiempo insistiéndole, de tanto tiempo presionándola hasta que cedió un poco, ahora me da cosa cortar de raíz las llamadas. Como dice E, si ella me llamara y dijera que quiere volver a intentarlo, ¿que diría yo?... Creo que me lo pensaría, pero acabaría diciéndole que no. E me gusta cada día más, es muy abierta, he cogido una confianza con ella en 2 días como no la he tenido nunca con nadie, le he contado cosas que no le he contado a nadie, ni siquiera a M. Y dudo que algún día tuviera esa confianza con R.
Mi vida tiene un nuevo catalizador, y está funcionando a pleno rendimiento. ¿Cuánto durará? Espero que mucho, que dure para siempre. Y si es así, habrá que acercarse a Huesca un día, a llevar a mi madre a darle las gracias al Cristo de los milagros, que cuando pasó por allí en el viaje del IMSERSO hace poco, le pidió que encontrara una chica maja para mí :-). Y tan maja, ya podía haber pasado por Huesca algunos años antes...
Le pregunté qué hacía el puente, y como ella no iba a hacer nada en especial, le propuse que fuéramos a ver los patios juntos. Desde hacía un tiempo me apetecía volver a charlar con ella, y volver a verla, pero me parecía un poco heavy hacerlo tan pronto, por ella, por R y por mí. No me parecía ético. A ella le apetecía mucho ir el puente y a mí también, así que aprovechamos para planificar el viaje. Queríamos ir en AVE y pillar un hotelito, pero con tan poco tiempo, no quedaban billetes para la vuelta y ni siquiera una mísera habitación en toda Córdoba. Impresionante el poder de convocatoria de unas simples florecillas... Así que decidimos quedarnos en mi casa. A mi madre no sólo no le importó irse a casa de mi hermana un par de noches y dejarnos solos, sino que incluso me lo propuso ella.
Al final, E no pudo quedarse todo el puente, puesto que su directora de tesis le hizo volver antes para poder presentarla el próximo lunes. De todas formas, aunque sólo estuvieramos juntos el sábado y domingo por la mañana, mereció sobradamente la pena. El sábado fue un poco raro, porque yo no sabía muy bien qué hacer, después de todo el asunto de R, ni si ella estaría un poco enfadada o si le apetecería algo más. Pero cuando llegó la noche, todo se solucionó. Tuvo que ser ella la que tomara la iniciativa, como siempre, pero a partir de ese momento, todo cambió.
Es curioso cómo la gente se pone máscaras delante de los demás, pensando que así es como desean los demas que sean. Nada más lejos de la realidad. E presentaba al principio una máscara de seriedad, de independencia, pensando que es eso lo que gustaba a los chicos. Puede ser que sea cierto para algunos chicos, pero precisamente eso es lo que a mí me echaba para atrás en un principio. Pero luego pude ver que no es así como es ella realmente. Bueno, es cierto que es mucho más independiente que R, pero lo que acabé descubriendo a partir de ese día es que me gusta mucho más de lo que creía inicialmente.
Desde aquel fin de semana, nos hemos vuelto a ver más días. Nos hemos besado como quiceañeros, y hemos vuelto a hacer el amor como leones. Anoche fue una de las mejores noches de mi vida. Cuando llegó a mi casa, le tenía preparada una velada romántica: una cena ligerita, vela encendidas, música suave, charlas en susurros, masajes con aceite de coco, desayuno al día siguiente con zumo de naranja, café, magdalenas y galletas, chocolatinas deliciosas que me trajo mi madre de un viaje a Francia... Me encantó prepararlo todo para ella, hacerla sentir la chica más guapa y más deseada del mundo. Y me encantó sentirme el chico más guapo y más deseado del mundo.
Aún no he hablado con R del tema. Me da cierto no sé qué llamarla y hablar con ella, porque no sé si aún sigue ilusionada. Me manda SMS de vez en cuando, como antes. Ya lo habíamos hablado, y me preguntó si a pesar de no querer seguir adelante, me importaba que me llamara de vez en cuando o que me enviara mensajitos. Por supuesto, le dije que no me importaba, al contrario, no me gustaría lo más mínimo perder esa amistad. Pero no sé si esos mensajes y esas llamadas encierran algo más. Después de tanto tiempo insistiéndole, de tanto tiempo presionándola hasta que cedió un poco, ahora me da cosa cortar de raíz las llamadas. Como dice E, si ella me llamara y dijera que quiere volver a intentarlo, ¿que diría yo?... Creo que me lo pensaría, pero acabaría diciéndole que no. E me gusta cada día más, es muy abierta, he cogido una confianza con ella en 2 días como no la he tenido nunca con nadie, le he contado cosas que no le he contado a nadie, ni siquiera a M. Y dudo que algún día tuviera esa confianza con R.
Mi vida tiene un nuevo catalizador, y está funcionando a pleno rendimiento. ¿Cuánto durará? Espero que mucho, que dure para siempre. Y si es así, habrá que acercarse a Huesca un día, a llevar a mi madre a darle las gracias al Cristo de los milagros, que cuando pasó por allí en el viaje del IMSERSO hace poco, le pidió que encontrara una chica maja para mí :-). Y tan maja, ya podía haber pasado por Huesca algunos años antes...
Me alegro mucho por ti, de verdad. Me ha gustado encontrarme este post.
ResponderEliminarUn beso. Suerte!
Cuánto me alegroooooo, mi querido amigo!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBesos desde Buenos Aires!!