Siempre he querido poder escribir como esa gente que pulula por ahi, esos artistazos de la palabra que te conmueven con sus pensamientos cual Miguel Ángeles. Pero tengo aceptado que yo no soy como ellos. Yo no soy más que un triste aprendiz que sueña con dibujar la capilla sixtina pero que se limita a pintar las paredes de su casa.

Me hace falta una musa que despierte en mí mi lado artístico y eche a patadas a mi lado matemático. Una musa como M, que consiguió zarandearle un poco pero que no llegó a despertarle del todo. Ahí anda, somnoliento, remoloneando en la cama sin querer salir de debajo de las mantas, mientras que las paredes necesitan urgentemente ser dibujadas, escritas, cantadas...

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