Me he dado cuenta de que me da miedo irme a la cama. Aplazo la hora de irme a dormir todo lo que puedo, viendo la tele, trasteando en internet, leyendo... da igual, mientras no esté lo suficientemente cansado como para caer muerto en cuanto me acueste. Evidentemente no es porque le tenga miedo a la oscuridad, ni piense que vaya a salir un monstruo del armario. No, le tengo miedo a la cama por la falta de estímulos: en cualquier otro momento del día, en cualquiera, desde el mismo momento en que me levanto, mi cerebro está recibiendo un aluvión de estímulos: frío o calor, luces, sonidos, sabores, conversaciones, movimiento. Todos esos estímulos me mantienen lo suficientemente ocupado como para que no tenga que preocuparme. El problema viene en cuanto me meto entre las sábanas y dejo de percibir esos estímulos. Mis ojos ya no son capaces de diferenciar luces ni sombras. Mis oidos no captan más que mi respiración. Mis manos sólo palpan las sábanas. Estoy inmóvil, ciego, sordo, mudo... Pero mi cerebro está más vivo que nunca, y piensa, y piensa, y piensa... Piensa en esto y en aquello, en todo y en nada, en mí y en ella... Pienso y pienso hasta caer rendido y, por fin, poder dormir. Pero cuánto dura ese calvario del pensamiento es lo que me aterra. Puede ser minutos, o pueden ser horas.

Como mañana es fiesta, puede que esta noche me quede hasta las 4 de la madrugada, jugando al Sacred y cansándome.


Comentarios

  1. Cuando he leido esto me ha invadido una extraña sensación. Una sensación de amnesia con la que nunca me siento identificado al ver al protagonista amnésico de una película.

    Está claro que soy yo el que ha escrito este post. Pero, ¿cuando?

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  2. comprendo lo que cuentas en tu post. Hace mucho tiempo que me da miedo irme a dormir. Con frecuencia me acuesto y tras una hora o más leyendo me levanto. Como, enciendo el ordenador, doy vueltas por la casa... La noche es el peor momento, mi cabeza da vueltas a todo lo que he hecho o he dejado de hacer, me invaden sentimientos confusos, siento remordimientos, dudo de todo, y al final lo único que consigo es llenarme de nubarrones. Por la mañana estoy destrozada, aunque ya veo el mundo de otra manera.
    He acabado recurriendo a la química, me ayuda a no sufrir esa terrible "angst" que me asaltaba cada noche. Ahora dependo de ella para vivir, pero...todos dependemos de algo o alguien para poder seguir. Te deseo de corazón que puedas llegar a acostarte tranquilo y dormir profundamente. Yo confío en que algún día lo lograré. Aute cantaba "parecía tan fácil vivir..." y no, no es nada sencillo. Un saludo afectuoso. M.

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  3. Por suerte, ahora le tengo un poquito menos de miedo a la cama. Gracias en parte al blog, en parte a la gente que he conocido por él, se ha reducido eso que tu llamas "angst". Espero que algún día lo consigas sin necesidad de más química que la natural.

    Por cierto, siempre escribes de forma anónima, ¿no tienes un blog?. Es una experiencia muy gratificante.

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