El fin de semana con R

Bueno, al fin llegó, después de 6 meses de esperas y algún que otro enfado. Es una lástima que al final sólo se haya quedado un sólo día, pero más vale poco que nada. Como ya conté, le han prorrogado el contrato otro mes más en Vodafone, y ahora le hacen trabajar fines de semana, pero consiguió cambiar el domingo a otra chica.

El día me gustó mucho. Fue como la otra vez, bromeando continuamente, charlando, dando paseos de aquí para allá... En realidad tan sólo vimos el área de alrededor del palacio real, la plaza de oriente, los jardines de Sabatini, la plaza de España, y el templo de Debod. Poquito, la verdad, pero bueno, ella más que venir a hacer turismo venía a verme a mí. Puf, lástima de la ola de calor, porque por poco nos deshidratamos con tanto sol. Menos mal que nos paramos un par de veces en algún parquecito a la sombra a descansar, porque si no nos da un patatús.

Lo más gracioso de todo es que yo me llevé mi cámara de fotos, y ella se acababa de comprar dos días antes una, así que nos picamos a ver quién hacía las fotos más bonitas, nos sacábamos fotos a escondidas, nos tirábamos 15 minutos para sacar una foto con el autodisparador que estuviera decentemente encuadrada... No me había dado cuenta de la cantidad de edificios bonitos que hay en Madrid, aparte de los monumentales, pero hay muchos repartidos por aquí y allí.

Al principio del día estaba un poco reticente, aún mosqueado por los desplantes anteriores, pero según fue pasando el día empezaron a volver las mariposillas al estómago, y eso me gustaba. Aunque no sabía si ella sentía algo parecido. Considerando que esta en realidad era nuestra segunda cita, a pesar de todo el tiempo que nos conocemos, y como soy muy cortado (que todo hay que decirlo), no me atrevía a hacer nada ni ha decir nada. Sin embargo, por la noche, cuando nos despedíamos a toda prisa en el coche, aparcado en doble fila frente a la estación de autobuses, corriendo porque ella perdía el bus, sin pensarlo siquiera me salió un beso. No sé, fue algo sin pensar, automático. Ella no lo rechazó, pero tampoco lo alargó. Simplemente lo recibió, me miró y se despidió. Al final perdió el bus y tuvo que tomar el siguiente, por lo que me dio tiempo a aparcar y pasar otro rato con ella. Le pedí perdón por el beso y seguimos charlando de cosas intrascendentes hasta que se marchó.

En el autobús me mandó un SMS, me daba las gracias por el día, muy intenso pero divertido, pero me contaba que el beso la pilló desprevenida. No sé, como dije en el post de aquella primera cita, si no fuéramos tan condenadamente cortados los dos... En fin, el primer paso ya está dado, y me gustaría volver a Valladolid otro día, a ver cuándo puede escaquearse un día o al menos una tarde. A ver qué propone ella, después de todo esto...

Por cierto, le regalé por su cumpleaños un colgante. Lo tenía comprado y envuelto para cumpleaños desde hace meses, desde una de las primeras veces que dijo de venir. Espero que le gustara de verdad, y no sólo lo que se suele decir en los cumpleaños, que siempre se dice que es muy chulo por no defraudar.

Comentarios

  1. Me alegro mucho, por fin, ya veo que te mereció la pena, todo sea por esas mariposillas..no hay nada igual en el mundo

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  2. Qué tierno. Hasta le has comprado un colgante. Y ese beso como de adolescentes, las mariposas en el estómago...todo es una maravilla. Me alegro muchísimo por ti. Ojalá la cosa siga para adelante, y...¡a vencer la timidez!.

    Un millón de besos

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  3. Escrivana: lo de las mariposas tiene cierta implicación emocional que algún día contaré, por eso me gustan tanto.

    Karenina: En eso estoy, en eso estoy :-)

    Poncho: bueno, bueno, bueno, si me lees después de todo!. Gracias.

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  4. El amor es maravilloso, a mi también me ha gustado lo de las mariposas, cuenta, cuenta.

    un besazo

    a ver si hay suerte

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