Ole, ole, ole!!!

Bueno, han pasado unos cuantos días desde mi último post, pero es que he estado fuera de casa desde entonces, y no he podido sentarme a escribir en condiciones.

A primeros de la semana pasada decidí aceptar la invitación de Karenina (que raro me resulta escribir el nombre de alguien y no sólo su inicial) y acercarme unos días a Oviedo de visita. Así que agarré el auto, como dicen nuestros amigos latinos, y tiré pa'arriba, como decimos los andaluces. Allí me estaba esperando para enseñarme la ciudad y sus bonitas costumbres: estuvimos viendo Oviedo, bebimos sidra, me hice fotos con la regenta y alguna otra de las muchas estatuas de la ciudad, bebimos sidra, charlamos, bebimos sidra, vimos Gijón, bebimos sidra, me presentó a algunos amigos suyos, bebimos sidra, me enseño dos palabras típicas de allí (prestoso y paisano), bebimos sidra, me compré una camiseta de una vaca bebiendo sidra, bebimos sidra, conocí al gato callejero de Karenina, bebimos baileys (jejeje, no todo va a ser tan típico)... Qué gracia me hizo cuando unas gitanas le leyeron las manos, ella tan contenta mientras yo las mandaba a paseo, jajajaja. Debe ser que los andaluces estamos ya hasta las narices de todas esas historias.

La verdad es que me lo he pasado genial estos días por allí, y ya de paso me ha llovido un poquito, que ya lo echaba de menos por Madrid. Ya conocía la gran inteligencia y el buen carácter de Karenina a través de sus escritos, pero en persona aún es más impresionante. Sinceramente, espero que le vaya muy bien y deje atrás para siempre sus problemas. Te lo mereces, guapetona, ya verás como todo sale genial :-)

Después volví a bajar a Madrid, con mucho cuidadito para no pasar de 120 o 130, porque no había más que picoletos por todos lados poniendo multas. Desde luego, este año si que se han puesto duros los puñeteros. Espero no haberme traido más foto de Asturias que las que hice yo, jejeje. A mitad de camino me llamó R, que resulta que estaba pasando el día en los lagos de Covadonga... Cachis, tan cerquita... Cuando llegué a Madrid, me acerqué al ciber de mi hermano (bueno, no es suyo, sino de la promotora) a hacerle unos recaditos. Tenía que recoger unos manuales, una fuente de alimentación y algunas piezas para unos ordenadores que le vendió a mi cuñado: nada, cosa de minutos. Dos horas y media después, y tras pelearme durante cerca de media hora con la caja de fusibles del local, salía del ciber con tres CPUs, un monitor de 19 pulgadas, un teclado, un ratón, un juego completo de manuales, una fuente de alimentación, un juego "Unreal Tournament 2003" y unos auriculares-micrófono (para mi, por las molestias, no te jode).

Y ayer, con el maletero del coche lleno de ordenadores, la bolsa con la ropa, el portátil y los patines en linea (¿los llegaré a usar?), bajé para Málaga, previa parada en Córdoba para dejar parte del material en casa de mi hermana. Resumiendo, que tras meterme más de 1.100 km en el cuerpo, llegué ayer a Málaga listo para estrenar la feria. Y tan estrenada, que cuando llegué estaban aquí unas antiguas amigas de la universidad (una de ellas me rompió el corazón años ha), y después de cenar estuvimos en el real hasta las 6 de la mañana. Hoy me lo he tomado de relax, pero espero que mañana volveré a estrenar la feria otro poquito más, y a probar el Cartaojal, que aún no lo he probado este año.

Así que ya veis, una semana algo ajetreada. Esta semana en Málaga tampoco voy a poder escribir a menudo ni tampoco leereos. Estoy escribiendo desde un cíber que hay debajo de mi casa, porque el puñetero portátil no pilla ni una sola wifi sin encriptar. Malditos informáticos, siempre complicando las cosas, con lo fácil que sería dejar las inalámbricas abiertas para todo el mundo, jejeje.