También tienen su corazoncito
Ayer fue el preestreno de la película de Tom Cruise, la que comenté el otro día que tenía un contador con las horas que faltan hasta el estreno. Y claro, como buen preestreno que se precie, trajo a sus rutilantes estrellas para que dieran una conferencia de prensa, posaran ante las cámaras, firmaran autógrafos y pasearan los palmitos por los escasos 50 metros que había de acera alfombrada frente al cine. Ya me imaginaba durante el día que se iba a armar una buena, al ver que montaban unas vallas alrededor de la alfombra, que instalaban cámaras, y que decoraban el cine con carteles enormes de la película. Curiosamente, el cartel sólo anunciaba el título de la película, la productora y el actor principal. Nada de director, ni otros actores (¿sale algún otro famoso?), ni compositor... Nada. Sólo Tom Cruise con letras muy grandes. Y claro, por la tarde se lió buena.
Toda la acera a lo largo de dos manzanas, a ambos lados de la Gran Vía estaban llenos de gente con la intención de echarle un vistazo a Tom y a su flamante novia. Los que estaban junto a las vallas, en la acera del cine, pudieron verlo de cerca, llevarse un autógrafo e incluso una foto con él. Al grito de "Tom, Tom" y "Torero, Torero", las chicas (en su mayoría eran chicas) coreaban al actor intentando que les prestase un poco de atención y mirara hacia ellas. Los que estábamos en la otra acera, sin la más mínima gana de meternos entre tanta gente, nos conformábamos con ver si se le podía ver el pelo entre las cabezas de sus fans, subiéndonos en cualquier apoyo que se elevara lo mínimo imprescindible para tener mejor visibilidad. Yo al final me fui sin, literalmente, verle el pelo.
Y por supuesto, para organizar un poco aquello, estaban los municipales y agentes de movilidad. Había del orden de 6 o 7, con el silbato continuamente en la boca, evitando que los coches se pararan en mitad de la calle para averiguar qué es lo que pasaba, o para hacer que la gente pasara por la zona de vallas habilitada a tal efecto. Desde luego, lo que no consiguieron fue que toda gente cruzara por el semáforo, porque cada dos por tres había varias personas que cruzaban por mitad del tráfico para acercarse a ver al actor.
Lo mejor del rato que estuve allí, no fue ver a Tom, que como ya he dicho, no lo vi. Sino ver al resto de la gente. Verlos emocionados por ver a alguien muy famoso. Verlos hacer malabares sobre un poste, agarrándose a una señal para no caerse, con tal de poder mirar por encima de los demás. Verlos telefonear a sus amistades diciéndoles que habían visto a Tom. Ver a gente completamente despistada preguntando qué es lo que pasaba allí...
Pero, por encima de todo, el comportamiento más divertido fue el de un municipal, que silbato en boca y con ademanes continuos de la mano dirigía el tráfico para que no se pararan los coches delante, mientras no dejaba de mirar entre las cabezas de los fans para ver a Tom.
Toda la acera a lo largo de dos manzanas, a ambos lados de la Gran Vía estaban llenos de gente con la intención de echarle un vistazo a Tom y a su flamante novia. Los que estaban junto a las vallas, en la acera del cine, pudieron verlo de cerca, llevarse un autógrafo e incluso una foto con él. Al grito de "Tom, Tom" y "Torero, Torero", las chicas (en su mayoría eran chicas) coreaban al actor intentando que les prestase un poco de atención y mirara hacia ellas. Los que estábamos en la otra acera, sin la más mínima gana de meternos entre tanta gente, nos conformábamos con ver si se le podía ver el pelo entre las cabezas de sus fans, subiéndonos en cualquier apoyo que se elevara lo mínimo imprescindible para tener mejor visibilidad. Yo al final me fui sin, literalmente, verle el pelo.
Y por supuesto, para organizar un poco aquello, estaban los municipales y agentes de movilidad. Había del orden de 6 o 7, con el silbato continuamente en la boca, evitando que los coches se pararan en mitad de la calle para averiguar qué es lo que pasaba, o para hacer que la gente pasara por la zona de vallas habilitada a tal efecto. Desde luego, lo que no consiguieron fue que toda gente cruzara por el semáforo, porque cada dos por tres había varias personas que cruzaban por mitad del tráfico para acercarse a ver al actor.
Lo mejor del rato que estuve allí, no fue ver a Tom, que como ya he dicho, no lo vi. Sino ver al resto de la gente. Verlos emocionados por ver a alguien muy famoso. Verlos hacer malabares sobre un poste, agarrándose a una señal para no caerse, con tal de poder mirar por encima de los demás. Verlos telefonear a sus amistades diciéndoles que habían visto a Tom. Ver a gente completamente despistada preguntando qué es lo que pasaba allí...
Pero, por encima de todo, el comportamiento más divertido fue el de un municipal, que silbato en boca y con ademanes continuos de la mano dirigía el tráfico para que no se pararan los coches delante, mientras no dejaba de mirar entre las cabezas de los fans para ver a Tom.
jajajaja. Lo ví en la televisión pero no hubiera sabido describirlo tan bien. Me quedé tan sorprendida como tú por el delirio de la gente. Y eso que es la capi, si aparece por aquí, no me quiero ni imaginar la que se puede montar. Es para morirse de la risa.
ResponderEliminarUn abrazo Deckard
Ha tenido que ser un espectáculo...ojalá hubiera podido verlo, pero no lo ví ni por la tele.
ResponderEliminarA mi me daría vergüenza hacer esas cosas... jeje.
La publicidad de esa película me está afectando, tengo ganas de verla...no sé si leerme el libro primero -porque lo tengo pendiente desde hace mucho- y llevarme la decepcion con la película o ver la peli y después leer el libro...
Yo, como norma general (y que me he saltado a la torera esta vez), prefiero ver la película y luego leer el libro. Así la película no me defrauda y al libro le saco más detalles.
ResponderEliminarpues nunca lo había pensado así, y la verdad es que tienes razón, yo solía hacer lo contrario por mantener la intriga del libro, pero no se, quizás me pase a tu método.....un abrazo.
ResponderEliminaryo definitivamente voy al método Deckard, es más lógico que su alternativa
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