Esperando

Bueno, aquí estoy, esperando. Son las diez, la hora en que sale del trabajo, y supongo que me llamará dentro de un rato, para decirme a qué hora viene, o puede que para decirme que no viene. Ayer la volví a llamar y volví a quedarme frente a un móvil sin respuesta. Le mandé otro mensaje y volví a esperar en vano.

Mañana puede que venga o puede que no, pero la verdad es que he descubierto que me da igual. Ya me da igual lo que haga. Si viene, bien, y si no, también. Estoy cansado de esperarla, cansado de que me muestre algo de lo que me dijo en el mail. Es cierto que está liada, lo sé, trabaja de 10 a 10 en dos trabajos: por miedo a que la echen ahora en agosto ha cogido otro trabajo, que dejará si al final no la echan de Vodafone. Las entrevistas, el contrato, los cursos, el dolor de espalda... es mucho, lo sé, pero no tanto como para devolver un SMS o confirmarme un par de días antes si viene o no, creo yo, ¿no?

Se supone que debería estar arreglando la casa, planchando la ropa, recogiendo todo lo que tengo por medio... Total, ¿para qué?, no va a pasar por aquí siquiera, se quedaría en casa de una amiga.

Tan solo deseo que pase ya este fin de semana, para saber qué mierda va a pasar, para saber si vuelve la ilusión o si se ha ido a tomar por culo. Sólo eso.

Comentarios

  1. Ays!!! a ver qué pasa...lei el post anoche...y tenia la esperanza de que hoy ya hubieras puesto qué pasó. El que no hayan letras creo que es buena señal ¿no? estarás por ahí haciendo cosas...¿con ella?

    Un abrazo

    Arcalía.

    ResponderEliminar
  2. Vamos, vamos, no le des más vueltas, lo que tenga que pasar, pasará. Además, siempre termina llamando, y lo sabes.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La nostalgia del papel

Sueños y olor a orégano