Sobre velas de té y ñoños en cholas de calamar
Este fin de semana, puente en Madrid y en gran parte de España, como se nos fastidió la escapada a Asturias que intentamos planear allá por Mayo cuando volvimos de las Alpujarras, hemos hecho una mini escapadita a los alrededores de Madrid. Preparamos el bañador, la toalla y nos dirigimos contentos y felices a darnos un chapuzón y pasar el día cerca de Rascafría... Puf, nunca subestiméis el poder del dominguero madrileño. En mitad de un puente de tres días, en plena temporada vacacional, había más madrileños intentando hacer lo mismo que nosotros que en el rastro. ¿Pero es que no hay otro sitio para ir? Después de un rato parados en caravana en Rascafría, y viendo como iba a estar aquello de gente, decidimos largarnos de allí.
Siguiente parada: riosequillo. La verdad es que no sé muy bien qué es eso, porque no conseguimos encontrarlo, pero os prometo que me decían que estaba muy bonito. Eso sí, nos metimos en una finca muy chula, con arbolitos y todo, pero sin rio, ni sequillo ni mojadillo.
Último intento: ya que está visto que a un madrileño le tira más un buen pantano que cualquier otra cosa, pasar del agua y visitar un "paraje con encanto". Esto al menos conseguimos lograrlo: Pedraza, provincia de Segovia. Es un pueblo bastante famoso por su estilo medieval, que han conseguido mantener al ir restaurando las casas y convertir muchas de ellas en restaurantes, tiendas y hoteles. Muy bonito, y sólo hay que ver los cientos de visitantes que se podían ver paseando por sus callejas para comprobar que la opinión es unánime. Lástima de mi nueva cámara digital, que se ha quedado en casita sin poder ver el pueblo, y eso que le tenía prometido sacarla a pasear a la menor ocasión. Pero que queréis, si no fuera porque mi mami me dejó bien pegadita la cabeza al cuello cuendo era pequeñito, hace tiempo que me la habría dejado olvidada por ahí. Ainssss
Durante la comida y la sobremesa da tiempo a hablar de muchas cosas, y por supuesto, A. siempre es el que más cosas cuenta. No sé por qué, pero a él siempre le pasan cosas. Es como Nepomuk, siempre anda a la caza de la situación más absurda que te puedas imaginar. Y si a eso le añades que es canario, y que te suelta palabrejas cada dos por tres, no paras de reír en toda la tarde. Como cuando nos contó que de pequeño nunca le gustaban las cholas de calamar, porque se le salían los ñoños (¿¿ein??). Traducción canario-godo: no le gustaban las chanclas de goma esas que había antes para ir a la playa, ya sabéis, esas de plástico naranjilla que cubrían gran parte del pie, porque se le salían los dedos de los pies (¡¡aahhhh!!).
Después de meternos un cochinillo asado entre pecho y espalda, un buen vinito y la copita de pacharán de rigor, nos dimos un paseo por el pueblo para verlo en condiciones. Es sorprendente la de tiendas de complementos, "natura" y similares que se encuentran en los sitios turísticos como éste. Normalmente, cada sitio tiene su producción particular de algo, ya sea una comida típica, un producto típico o un estilo típico. Sin embargo, hay multitud de pueblos que no poseen nada típico. Es un pueblo que se ha hecho famoso por su localización, por marketing o simplemente por suerte. Y claro, ¿qué venden este tipo de pueblos?: complementos. Siempre hay un avispado comerciante que abre una tienda de complementos porque siempre hay un ingenuo turista que entra a comprarlos. Porque no importa lo lejos que estés haciendo turismo, no importa que los complementos no tengan nada que ver con lo típico del pueblo, no importa que el chino de todo a 100 de debajo de tu casa lo tenga desde hace dos años acumulando polvo en el escaparate de la tienda, siempre que vas de vacaciones a uno de estos pueblos te compras un complemento en una de sus tiendas de complementos.
Había una tienda de muebles rústicos, una de figuras de estaño (¿?), varias de complementos para la casa, otra de cuadros... En la que más tiempo nos pasamos fue en una tienda pequeñita de velas. Tenían velas de todos los colores, tamaños, olores. Velas grandes y pequeñas, en frascos de cristal con flores o conchas marinas, velas de recarga para los soportes, velas para aromaterapia, velas de té (¿¿de té??), soportes para velas, aceite para velas, cerillas para encender las velas... Y y E andaban de un lado para otro diciendo "jo, no sé por cual decidirme, por mí me llevaría todo"... Ingenuas. No sabían que acababan de picar en el truco de los pueblos típicos sin algo típico. Nunca debes comprar nada en estas tiendas. Nunca. Seguro que lo encuentras más barato al lado de tu casa. Pero nada, al final Y se llevó una vela rellena de conchas marinas y E un soporte de teselas multicolores para 3 velitas.
Esta noche, al llegar a casa, cansado después de todo el día de paseos, de risas y de coche, he colocado una vela en mi flamante candelabro de cristal salino, hecho a partir de sal natural pura extraída del pie del Himalaya.
Siguiente parada: riosequillo. La verdad es que no sé muy bien qué es eso, porque no conseguimos encontrarlo, pero os prometo que me decían que estaba muy bonito. Eso sí, nos metimos en una finca muy chula, con arbolitos y todo, pero sin rio, ni sequillo ni mojadillo.
Último intento: ya que está visto que a un madrileño le tira más un buen pantano que cualquier otra cosa, pasar del agua y visitar un "paraje con encanto". Esto al menos conseguimos lograrlo: Pedraza, provincia de Segovia. Es un pueblo bastante famoso por su estilo medieval, que han conseguido mantener al ir restaurando las casas y convertir muchas de ellas en restaurantes, tiendas y hoteles. Muy bonito, y sólo hay que ver los cientos de visitantes que se podían ver paseando por sus callejas para comprobar que la opinión es unánime. Lástima de mi nueva cámara digital, que se ha quedado en casita sin poder ver el pueblo, y eso que le tenía prometido sacarla a pasear a la menor ocasión. Pero que queréis, si no fuera porque mi mami me dejó bien pegadita la cabeza al cuello cuendo era pequeñito, hace tiempo que me la habría dejado olvidada por ahí. Ainssss
Durante la comida y la sobremesa da tiempo a hablar de muchas cosas, y por supuesto, A. siempre es el que más cosas cuenta. No sé por qué, pero a él siempre le pasan cosas. Es como Nepomuk, siempre anda a la caza de la situación más absurda que te puedas imaginar. Y si a eso le añades que es canario, y que te suelta palabrejas cada dos por tres, no paras de reír en toda la tarde. Como cuando nos contó que de pequeño nunca le gustaban las cholas de calamar, porque se le salían los ñoños (¿¿ein??). Traducción canario-godo: no le gustaban las chanclas de goma esas que había antes para ir a la playa, ya sabéis, esas de plástico naranjilla que cubrían gran parte del pie, porque se le salían los dedos de los pies (¡¡aahhhh!!).
Después de meternos un cochinillo asado entre pecho y espalda, un buen vinito y la copita de pacharán de rigor, nos dimos un paseo por el pueblo para verlo en condiciones. Es sorprendente la de tiendas de complementos, "natura" y similares que se encuentran en los sitios turísticos como éste. Normalmente, cada sitio tiene su producción particular de algo, ya sea una comida típica, un producto típico o un estilo típico. Sin embargo, hay multitud de pueblos que no poseen nada típico. Es un pueblo que se ha hecho famoso por su localización, por marketing o simplemente por suerte. Y claro, ¿qué venden este tipo de pueblos?: complementos. Siempre hay un avispado comerciante que abre una tienda de complementos porque siempre hay un ingenuo turista que entra a comprarlos. Porque no importa lo lejos que estés haciendo turismo, no importa que los complementos no tengan nada que ver con lo típico del pueblo, no importa que el chino de todo a 100 de debajo de tu casa lo tenga desde hace dos años acumulando polvo en el escaparate de la tienda, siempre que vas de vacaciones a uno de estos pueblos te compras un complemento en una de sus tiendas de complementos.
Había una tienda de muebles rústicos, una de figuras de estaño (¿?), varias de complementos para la casa, otra de cuadros... En la que más tiempo nos pasamos fue en una tienda pequeñita de velas. Tenían velas de todos los colores, tamaños, olores. Velas grandes y pequeñas, en frascos de cristal con flores o conchas marinas, velas de recarga para los soportes, velas para aromaterapia, velas de té (¿¿de té??), soportes para velas, aceite para velas, cerillas para encender las velas... Y y E andaban de un lado para otro diciendo "jo, no sé por cual decidirme, por mí me llevaría todo"... Ingenuas. No sabían que acababan de picar en el truco de los pueblos típicos sin algo típico. Nunca debes comprar nada en estas tiendas. Nunca. Seguro que lo encuentras más barato al lado de tu casa. Pero nada, al final Y se llevó una vela rellena de conchas marinas y E un soporte de teselas multicolores para 3 velitas.
Esta noche, al llegar a casa, cansado después de todo el día de paseos, de risas y de coche, he colocado una vela en mi flamante candelabro de cristal salino, hecho a partir de sal natural pura extraída del pie del Himalaya.
jajaja, conozco bien el poder de los domingueros. Es genial, nunca logré hacer una excursión en domingo, ni en Madrid ni aquí, siempre somos demasiados y no me divierto nada. Oye, una pena que no os vinieseis a Asturias, me hubiese encantado.
ResponderEliminarMuy bueno lo de las tiendas de "productos típicos", jajaja, es para troncharse. En esos casos, yo recurro siempre a los dulces que realmente sean típicos del sitio. Me pierde el paladar.
Siento que no te hayas podido dar un chapuzón. ¿Cómo se os ocurre ir en domingo?.
Un gran beso Deckard. Veremos si el próximo fin de semana al fin va R. Ya me tienes en un sin vivir, ¡que vaya ya!. Jo, me estoy implicando en la historia como si fuera mía, pero es que ya está bien...pierdo la paciencia, jeje.
Pues ya ves, pensamos que al ser el segundo día de un puente de tres, se habría ido casi todo el mundo fuera y no iba a haber casi nadie. Pero no.
ResponderEliminarJajaja, la espectación que está causando esta chiquilla, ¿verdad?
¿Alguien sabe por qué nos gustan tanto las velas, a los que nos gustan las velas? Debo decir que a mi lo que me gusta es el fuego.....pero tengo muchas muchas velas, algunas me da hasta lástima encenderlas. Por cierto, Deckard, tengo una vela idéntica a la que pones en la foto...:P
ResponderEliminarMe ha encantado este post. Lo pasé genial leyéndolo. Ay! lamento lo de la cámara de fotos... y lo que no pudierais remojaos....
Y sí, hay algunas personas que parecen tener el monopolio de sucesos dignos de contar. Todas las anécdotas divertidas recaen casi siempre sobre las mismas personas...lo bueno es que esas personas, a su vez, tienen la gracia justa -y de sobra- para contarlas y hacer que los demás nos partamos de risa...
Un abrazo.
Pues no sé Carol, el fuego tiene cierto embrujo, y la verdad es que unas velitas crean un ambiente muy interesante. Tu vela ¿también es de sal natural pura extraída del pie del Himalaya?, jajajaja
ResponderEliminarSí, va a ser por la atmósfera, buen punto.
ResponderEliminarEh, no se si mi vela es tan exótica...debe ser imitacion de la tuya ;)Dice que está hecha artesanalmente en el ecuador. Es de Natura. Me la regalaron el año pasado...
¿De natura?, estooo, ¿no sería de alguien que fue de turismo a algún pueblo sin platos típicos?, jajaja
ResponderEliminarMaybe.
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